¿A quién está destinada la Estimulación Cerebral Profunda?

Estimulación Cerebral Profunda / ¿A quién está destinada la ECP?

Los trastornos del movimiento son afecciones neurológicas que alteran la capacidad del cuerpo para controlar o iniciar el movimiento. Los trastornos del movimiento pueden causar dificultades para realizar las tareas cotidianas, incluso para vestirse, beber una taza de café o usar un bolígrafo. Tres de los trastornos del movimiento más comunes son la enfermedad de Parkinson, la distonía y el temblor esencial.

Si cree que padece un trastorno del movimiento, lo más probable es que su médico de familia le derive a un neurólogo. El neurólogo le realizará una exploración física general. Lo más probable es que sea necesario realizar pruebas adicionales, como:

• Exploraciones electrofisiológicas
  Neurografía, electromiografía, potenciales evocados sensitivos, potenciales provocados motores o análisis de temblores
  
• Análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) para descartar una infección
• Técnicas de obtención de imágenes como tomografía computarizada y RM para detectar cambios estructurales en el cerebro o en la médula espinal.

Estas pruebas solo pueden realizarse en un centro o clínica especializados. Su neurólogo le asesorará sobre esta cuestión y le derivará si es necesario.

• El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson en particular es un diagnóstico de exclusión, lo que significa que primero deben descartarse las enfermedades con síntomas similares como posibles causas del problema. Además, por lo general se comprueba si la persona afectada responde a los medicamentos para la enfermedad de Parkinson como la levodopa y si luego mejoran los síntomas.

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva. Esto significa que los síntomas aumentan con el tiempo y llega un momento en que ya no se pueden controlar solo con medicamentos.

Afortunadamente, la Estimulación Cerebral Profunda (ECP) ofrece otra opción de tratamiento.

Existe una "ventana" ideal para recibir la terapia de ECP y un punto en el que es demasiado tarde para realizar la intervención. En general, el mejor momento para comenzar el tratamiento de ECP es cuando el paciente todavía responde a la levodopa pero ya no puede controlar los síntomas motores solo con la medicación. Este punto varía de una persona a otra, pero se sitúa unos cuatro años después del diagnóstico.¹